Al abrir los ojos lo vuelvo a sentir, cómo el corazón se convierte en una máquina de vapor a toda velocidad, otra vez aquí. Me arden los párpados, una noche más he conseguido acompañar a la luna en sus peores días, esos en los que es pequeña y nadie le presta atención. Supongo que me gusta hacerlo porque nos encontramos en la misma situación. He pasado casi toda la noche llorando y haciéndome preguntas, pero ahora es muy temprano. Lo sé porque puedo sentir cómo el frío de primera hora entrar por la ventana.
Me levanto, me pongo una de esas camisetas largas y feas que tengo. De camino a prepararme un café me miro de reojo en el espejo y me pongo cara de decepción. Mientras le pongo agua a la cafetera me pregunto cómo puedo seguir en esta situación, saboteándome a mí misma. Demasiado temprano para comenzar una vez más con estas preguntas. Enciendo un piti de camino a la terraza y en la primera calada respiro profundo, sintiendo cómo la nicotina me llega hasta la parte más profunda de mis pulmones. La gente camina por la calle y me imagino sus vidas a medida que van pasando, los planes que tienen en sus vidas, qué van a hacer después de desayunar, ¿por qué esa señora es tan amable con el panadero? Definitivamente, todo me lleva a la misma conclusión, ninguna de las vidas que me imagino están en una situación como la mía. Así que una vez más me lo vuelvo a preguntar: ¿por qué sigo yo soportando esta situación? Después de esta pregunta cualquiera puede imaginar la mueca de mi cara, una sonrisa a medias con cara de resignación.
Me presento, me llamo Carolina y estoy en una relación tóxica. Es posible que ahora entiendas más cómo me siento. Creo que todos en algún momento hemos pasado por esta situación. Por lo menos eso es lo que siento cuando veo que a mi alrededor todo el mundo se empeña en opinar "desde su punto de vista" o "desde su experiencia" y me sueltan el mismo rollo que no me interesa.
Estoy en un tipo de relación, si se puede llamar así, porque lo hemos dejado y vuelto tantas veces que no llevo la cuenta, que ya no me atrevo a dejar. Cuando estás en este punto ya no existen víctimas ni culpables. Yo he puesto mucho de mi parte mientras él se alejaba. Yo proponía cosas nuevas mientras él también, pero no conmigo. Siguió porque me empezó a mentir, mientras yo lo vigilaba porque no me fiaba. Me pedía espacio porque se ahogaba y yo sólo pensaba en qué podía hacer para que dejara de querer no estar conmigo. Lo intentaba dejar, para que me echara de menos pero al final, te puedes imaginar. Todo a peor.
Los últimos meses he intentado romper las cadenas, pero se me hace imposible. Pero ahora ya no tengo fuerzas. Me gustaría que él me dejara, que se fuera lejos y no me volviera a buscar. Me gustaría encontrar un pensamiento diferente que no sea él cada mañana. Me gustaría dejarme de sentir culpable por saber que estoy sufriendo y no soy capaz de hacer nada.
Sé que me engaña. Le llegaron mensajes mientras se bañaba, como en las películas, igual. Le quería alcanzar el teléfono y leí lo que ponía. Se fue de casa o lo eché, ni si quiera me acuerdo demasiado bien. Y ahora es él quien me persigue a cada hora. No para de hablarme por Whatsapp, me llama dando igual la hora y lo que tiene que decirme no siempre es bonito. A veces me insulta, otras me dice que me ama, en otras busca excusas de su actitud pero lo peor es cuando dice que lo hacía por mi culpa.
Pestañeo fuerte y agito la cabeza, está sonando el café que sale de la cafetera. Sin darme cuenta el tabaco se me acabó mientras le daba vueltas a la cabeza. Me sirvo en mi taza preferida y me siento frente al portátil, tengo cosas que hacer, lo que no tengo es cabeza. Me doy cuenta que necesito salir a la calle pero me da miedo. Él ya ha venido varias veces a buscarme, unas me amenaza y otras viene con buen humor y lo dejo subir.
Estamos muy cerca de estar juntos de nuevo, pero por una parte deseo creer que no hizo nada malo y no se estar con otra persona, por lo que dice él tampoco sabe estar sin mí. Voy de camino a la farmacia y me vuelve a entrar una llamada de él. Esta no la quiero responder, anoche discutimos muy pronto y me dejó de hablar. Lo llamaba y no me respondía. Sé que no estaba sólo, por eso hoy me he llenado de coraje y será hoy cuando empezaré a olvidarlo, por más que me cueste.
Me devuelve a la realidad el sonido de las tiendas cuando atraviesas sus puertas.
-Buenos días, ¿qué desea?
Aprieto los labios e intentando hacer que no era importante le digo:
-Un test de embarazo, por favor.
Pues sí, ocurrió lo que tenía que ocurrir cuando tomas malas decisiones. Que ocurre lo que no necesitas. Es positivo.
Y en ese mismo instante me doy cuenta, no puedo tener un hijo con alguien que me trate así. Estoy sentada en la taza del baño, apoyo la cabeza en la pared y ahí está frío e inmóvil, como yo. El café de esta mañana, se me olvidó bebérmelo. Con tantos nervios ni lo recordaba.
Salgo corriendo a urgencias donde me confirman mi suerte. Quiero abortar, no puedo cuidar a nadie mientras siga siendo una persona dependiente. Me dan toda la información, los requisitos y los documentos para firmar. Es una decisión difícil y me obligan a estar 3 días en silencio. Así lo llaman. Tres días donde tienes que pensar si realmente es lo que quieres.
Y aquí estoy, con los ojos cerrados escuchando el viento soplar muy débil entre los árboles. Acostada en una hamaca que he conseguido amarrar entre dos árboles yo sola. En mi mano derecha tengo un termo con café y en la otra un libro apoyado sobre mis piernas. Disfrutando del buen tiempo y de mi felicidad. A lo lejos siento como mi risa favorita se acerca, así que inevitablemente sonrío yo. Es él, guapísimo como siempre. Mi pequeño con sólo tres años y qué energía tiene.
En estos momentos me doy cuenta de la importancia que tiene la vida. Nuestra vida. En aquellos tres días pensé y elegí mi familia. Él y yo. No necesitábamos a nadie que nos humillara ni nos avergonzara, que nos tratara mal ni que nos olvidara. Ahora éramos dos y estábamos juntos porque para ser una familia feliz no existe un número exacto, solamente amor y ganas.
Ahora discúlpame, voy a terminarme el primer café de la mañana.