jueves, 23 de abril de 2020

Los Bibliotecarios recomiendan: La historia interminable


En esta serie de reseñas dedicadas a los libros que en cierta manera nos marcaron, me viene a la memoria uno al que le tengo especial cariño: La historia interminable.

Este libro llegó a mis manos cuando yo tenía unos 11 o 12 años de manos de mi madre, que, como buena profesora, siempre trató de inculcarnos el hábito de la lectura (cosa de la que hoy en día le estoy muy agradecido) y que a día de hoy todavía atestiguan las estanterías llenas de libros que aún conservo en mi casa.

Sin entrar en spoiler, porque creo que cada libro debe descubrirlo cada uno individualmente, si me gustaría destacar que una de las cosas que más me llamó fue la dualidad de personajes que pose

Por un lado, tenemos a Bastian Buch, un chico regordete, tímido sin muchos amigos y al que le encantaba leer, personaje con que yo en aquel momento me sentía plenamente identificado y con el cual podía empatizar.

Y por otro lado, tenemos a Atreyu una especie de alter ego aventurero con el cual podías sentir todas las emociones y peligros de las aventuras desde la seguridad de tu cuarto.

También una narrativa que mezclaba un mundo real con uno de fantasías, lleno de elementos extraños por descubrir. Estas cosas hicieron que mi imaginación preadolescente se disparara y que estuviera deseando que llegara la tarde para irme a mi cuarto y seguir con la historia.

Otra cosa que me gustaría destacar es que a pesar de que ya existía una película bastante famosa basada en el libro, con el aprendí de las bondades de la literatura, aunque la película me gustó, disfruté muchísimo más del libro por la sencilla razón de que el libro desarrollaba muchísimo más ese mundo de fantasía que tango me gustaba como más personajes y zonas y con unas relaciones entre los personajes más profunda y mayores matices.

Aprendí que tanto el cine como la literatura son dos formas de artes con sus lenguajes propios y que cada uno tenía sus bondades y defectos, y que el disfrute de uno no impide del disfrute del otro, siempre y cuando se hagan las cosas correctamente claro está.


Juan Francisco Benítez Almeida
Bibliotecario en Biblioteca Universitaria de adultos

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